martes, 5 de agosto de 2008

Cuanto Amor Nunca Habrá...


Es el fin que querías
es el fin que buscaste,
acaso ¿no truncaste
la ilusión que tenía?,
cuanto amor en mí había
cuanto amor nunca habrá,
viajero seguirá
este amor peregrino
por distinto camino
y jamás volverá.

Te encerraste en tu celo,
fue tanta tu inocencia
que forjaste la ausencia
creyendo ver un cielo;
no pensaste en mi anhelo,
no tuviste paciencia,
no te habló la conciencia
de que soy diferente,
que aún viviendo ausente
colmabas mi existencia.

Hoy es tarde, no hay duda,
es tarde para mí,
es tarde y comprendí
esta verdad tan cruda,
y aunque resulte ruda
esta verdad tan mía,
es bueno que algún día
comprendas que mi vida
siempre estará perdida
sin mi melancolía.

Sin mi melancolía.
Sin los versos de ausencia
que aún nombran tu presencia
de aquellos tibios días;
mis noches que serían
sin esta inspiración
que es toda mi pasión,
y no olvides querida,
que alimento mi vida
también con la ilusión.

También con la ilusión;
con lejana esperanza,
con la ignota añoranza
que agobia a la razón;
sabes que una canción
cuando la canto expresa,
mis sueños, mis promesas,
una ilusión perdida;
Yo alimento mi vida
también con mis tristezas.


Fortunato Hernández Sierralta
1977

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