Hoy quiero hijo mío
contarte cuando sueñas
cómo brilla una estrella
su verdad en el río,
que me escuches confío
que me tengas piedad,
quiero que la verdad
sea siempre tu estrella
y aunque mueras por ella
buscarás la verdad.
Hoy quiero cuando sueñas
y abrazas fantasías,
contarte cosas mías
desandando mis huellas.
Y al buscar mis querellas
en mi ignota niñez
voy sobando otra vez
mis errores pasados
que conservo guardados
y que nunca los ves.
Hoy quiero hijo mío
expresar mi embeleso,
y en el calor de un beso
que acaricie tu frente
librar mi voz ausente
para hablarte muy quedo,
y llorarte, que aún puedo
contarte realidades,
que señalan verdades
con fuerza y con denuedo
porque soy imperfecto,
hombre al fin, con errores,
desdeñado de amores
y excluido de afectos.
Me he plantado insurrecto
vaciando realidades
y diciendo verdades
en la difícil lucha
si una mente me escucha
otra ve falsedades.
La verdad, aunque hiera,
pero ponle dulzura;
que no exista amargura
en tu voz plañidera;
que semeje una hoguera
de candente ceniza
que al soplar de la brisa
elevada y ardiente
apacigüe silente
un ahogo en la risa.
La verdad, aunque asombre,
pero arropa su herida,
la verdad con que el hombre
debe enfrentar la vida.
Esa verdad ungida
que remedio no tiene,
esa con que previene
la aprendida lección
o la que en tropezón
te avisa y te detiene
Hoy quiero hijo mío
contarte mi experiencia
y que así tus urgencias
no se mueran de frío,
que el dolor del hastío
no cante su plañir,
que te evite el sufrir
al mirarte en mi espejo
cuando pruebes el dejo
que te da mi existir.
Aprende en mis errores
y asúmeme en lo bueno
no reedites estrenos
de imprecisos autores,
y si te hablan de amores
de encantos y pasión
atiende a la intuición
que la mente te indica
y calla al corazón
que sin razón abdica.
Apacible y sin miedo,
humilde pero erguido,
imponente en tu credo,
y al perdón, atrevido.
Al pobre, lo debido,
justicia y equidad,
y elevar la verdad
la verdad verdadera
la verdad que es sincera
porque es la verdad
No te humilles, se altivo
y aunque soberbio suene
no haya acción que refrene
tu sentimiento vivo
cuando habiendo motivo
a defender tu orgullo
por eso que es tan tuyo
como es la dignidad
implantes la verdad
de defender tu orgullo.
La dignidad, primero,
la dignidad , segundo,
la dignidad, tercero,
la dignidad del mundo.
La dignidad, la tuya,
la dignidad del otro.
Hoy quiero hijo mío
contarte cuando sueñas
cómo brilla una estrella
su verdad en el río,
que me escuches confío
que me tengas piedad,
quiero que la verdad
sea siempre tu estrella
y aunque mueras por ella
buscarás la verdad.
Fortunato Hernández Sieralta
contarte cuando sueñas
cómo brilla una estrella
su verdad en el río,
que me escuches confío
que me tengas piedad,
quiero que la verdad
sea siempre tu estrella
y aunque mueras por ella
buscarás la verdad.
Hoy quiero cuando sueñas
y abrazas fantasías,
contarte cosas mías
desandando mis huellas.
Y al buscar mis querellas
en mi ignota niñez
voy sobando otra vez
mis errores pasados
que conservo guardados
y que nunca los ves.
Hoy quiero hijo mío
expresar mi embeleso,
y en el calor de un beso
que acaricie tu frente
librar mi voz ausente
para hablarte muy quedo,
y llorarte, que aún puedo
contarte realidades,
que señalan verdades
con fuerza y con denuedo
porque soy imperfecto,
hombre al fin, con errores,
desdeñado de amores
y excluido de afectos.
Me he plantado insurrecto
vaciando realidades
y diciendo verdades
en la difícil lucha
si una mente me escucha
otra ve falsedades.
La verdad, aunque hiera,
pero ponle dulzura;
que no exista amargura
en tu voz plañidera;
que semeje una hoguera
de candente ceniza
que al soplar de la brisa
elevada y ardiente
apacigüe silente
un ahogo en la risa.
La verdad, aunque asombre,
pero arropa su herida,
la verdad con que el hombre
debe enfrentar la vida.
Esa verdad ungida
que remedio no tiene,
esa con que previene
la aprendida lección
o la que en tropezón
te avisa y te detiene
Hoy quiero hijo mío
contarte mi experiencia
y que así tus urgencias
no se mueran de frío,
que el dolor del hastío
no cante su plañir,
que te evite el sufrir
al mirarte en mi espejo
cuando pruebes el dejo
que te da mi existir.
Aprende en mis errores
y asúmeme en lo bueno
no reedites estrenos
de imprecisos autores,
y si te hablan de amores
de encantos y pasión
atiende a la intuición
que la mente te indica
y calla al corazón
que sin razón abdica.
Apacible y sin miedo,
humilde pero erguido,
imponente en tu credo,
y al perdón, atrevido.
Al pobre, lo debido,
justicia y equidad,
y elevar la verdad
la verdad verdadera
la verdad que es sincera
porque es la verdad
No te humilles, se altivo
y aunque soberbio suene
no haya acción que refrene
tu sentimiento vivo
cuando habiendo motivo
a defender tu orgullo
por eso que es tan tuyo
como es la dignidad
implantes la verdad
de defender tu orgullo.
La dignidad, primero,
la dignidad , segundo,
la dignidad, tercero,
la dignidad del mundo.
La dignidad, la tuya,
la dignidad del otro.
Hoy quiero hijo mío
contarte cuando sueñas
cómo brilla una estrella
su verdad en el río,
que me escuches confío
que me tengas piedad,
quiero que la verdad
sea siempre tu estrella
y aunque mueras por ella
buscarás la verdad.
Fortunato Hernández Sieralta